El bambú, que pertenece a la familia de las gramíneas, es una de las especies de más rápido crecimiento del reino vegetal. Sus atributos hercúleos no son evidentes a primera vista cuando se lo encuentra en el bosque. Aunque sus tallos huecos que se doblan con el viento pueden hacerlo parecer débil, su provisión de una amplia variedad de servicios ecosistémicos, definidos como “las contribuciones directas e indirectas de los ecosistemas al bienestar humano”, lo convierten en una planta invaluable.
El bambú es una gramínea con un alto potencial de producción de biomasa y una naturaleza tolerante al estrés, lo que la convierte en un modelo perfecto para su uso con fines de fitorremediación. Diferentes partes de la planta, como raíces, brotes, rizomas, hojas y fibras, pueden ayudar a limpiar el medio ambiente de aguas residuales, aire y suelo. Al mismo tiempo, esto también ayuda a la captura de carbono.
Repasemos algunas funciones ecológicas del bosque de bambú en la protección del suelo y la rehabilitación de la tierra, la conservación del suelo y el agua, y el secuestro de carbono.
1. Recurso renovable
Según la especie, el bambú se puede cosechar en uno a cinco años. Las maderas duras como el roble tardan al menos cuarenta años en madurar antes de poder cosecharse. Casi 400.000 hectáreas de bosques se pierden cada semana en todo el mundo debido a la deforestación. La versatilidad del bambú como sustituto de las maderas duras ofrece la oportunidad de reducir drásticamente esa cifra y proteger los bosques que nos quedan.
2. Protección del suelo y rehabilitación de tierras
Los sistemas de raíces del bambú son redes fibrosas, masivas y poco profundas que son muy eficaces para mantener el suelo en su lugar. Además de estabilizar los suelos, el bambú aporta materia orgánica, aumenta la fertilidad, la biomasa microbiana y el contenido de carbono de los suelos. Debido a que puede prosperar en suelos problemáticos y crece tan rápido, es particularmente eficiente para reparar tierras degradadas. El bambú también es eficaz para absorber y fijar toxinas, como la contaminación por metales pesados en los suelos.
Además, a diferencia de la mayoría de los cultivos comerciales, el bambú no necesita productos químicos agrícolas para prosperar y puede crecer hasta tres o cuatro pies por día. Incluso puede sobrevivir con un suministro de agua significativamente menor. El bambú secuestra nitrógeno y su cultivo no agrega productos químicos al medio ambiente. Plantar bambú puede ayudar a mejorar la condición general del suelo y prevenir la aparición de erosión, especialmente en áreas con pendiente.
3. Conservación del suelo y el agua
Una vez que se talan los bosques de frondosas y se queman los tocones para obtener fertilizantes y espacio para los cultivos, inevitablemente se produce erosión, ya que la capa superficial del suelo y los nutrientes son arrastrados por las lluvias. El suelo erosionado obstruye ríos y arroyos y afecta la vida de las personas y los animales que viven río abajo. Las raíces del bambú permanecen en su lugar después de la cosecha, donde evitan la erosión y ayudan a retener los nutrientes para el próximo cultivo.
Los bambúes crecen de forma natural como un componente de los bosques, a menudo como sotobosque. Su papel en los bosques caducifolios en zonas con una estación seca pronunciada parece ser más significativo, ya que el bambú del sotobosque reduce la erosión del suelo. La asociación de la teca con el bambú es común y tiene importantes beneficios en el control de la erosión del suelo.
4.Secuestro de carbono
El bambú secuestra rápidamente el carbono en la biomasa y el suelo, extrayéndolo del aire más rápido que casi cualquier otra planta. El bambú absorbe dióxido de carbono y libera más de un 30% más de oxígeno a la atmósfera en comparación con una masa equivalente de árboles. Las investigaciones demuestran que el bambú puede absorber hasta 12 toneladas de dióxido de carbono por hectárea al año, lo que le otorga a la planta un papel potencialmente crucial en la estabilización de la atmósfera de nuestro planeta. El bambú es excelente para absorber gases de efecto invernadero y producir oxígeno limpio y fresco.
¿Puede el bambú salvar el planeta? La respuesta a esa pregunta aún está por verse. Pero esta asombrosa planta se está volviendo cada vez más popular. No sólo es una inversión económica ideal que puede utilizarse de muchas maneras diferentes, sino que también tiene un enorme potencial para aliviar muchos de los problemas ambientales que enfrenta el mundo hoy en día. ¡El futuro necesita bambú, hagamos que suceda!